Algunas de las pinceladas que echo siempre en falta en los comentarios sobre Galileo son las de su relación con Cavalieri, y de rebote con la teoria atomica.
Existe la teoria de que la inquisición no podia disimular las acusaciones aquellas de heliocentrismo porque Galileo tenia ya «antecedentes penales» en sus archivos, relacionados a la enseñanza de la doctrina de los átomos de Epicuro y Democrito.
Desde luego, en el «dialogo sobre dos nuevas ciencias», discute cuestiones atomicas. Pero mucho antes tenemos que Cavalieri, en una mezcla entre peloteo y parasitismo de prestigio, se empeña en asignarle a él la idea del nombre de su teoria de integracion: «la teoria de indivisibles» . Que dicho en latin, es lo mismo que átomo dicho en griego. Asi que si hay alguna caza de brujas contra la teoria atomica, Cavalieri mete la pata y pone a Galileo en el foco de la sospecha.
(Aparte de lo que pudiera ser de insultante para la religion las introducciones de textos como el de Lucrecio, nos explica Pietro Redondi que uno de los motivos para que la teoria atomica no gustara mucho en la iglesia era que les chafaba la explicacion de la transustanciacion, que con la teoria de la materia aristotelica no tenia problemas: «Sabe a jabon pero es queso». Vamos, sabe a pan pero eso es el accidente, y la esencia es la de carne de Cristo).
No fue esta la unica jugarreta que le monto Cavalieri. Tambien le reventó el negocio del tiro parabólico, que Galileo enseñaba durante una tanda de clases particulares para militares y gente interesada. Al cabo de los años sin publicarlo, Cavalieri, que estaba en el secreto, mando explicaciones del metodo a otros grupos y una carta de disculpa a Galileo diciendo que lo hacia dejando bien claro que el autor era Galileo y ante el temor de que si no se le daba publicidad, perderia la ventaja y algun otro matematico empezaria a montar una disputa de prioridades sobre quienlo habia descubierto. Y a la porra el negociete de los seminarios, claro.
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